No hay duda que los mejores quesos se pueden consumir perfectamente por sí solos, no obstante, si se complementan con el vino ideal se puede engrandecer la magnificencia de esta experiencia gastronómica.

Para combinar quesos con vinos, quizá lo primero sea decidir quién dirigirá a quién; el queso al vino o el vino al queso.

También es importante saber si se va a presentar una tabla de quesos o sólo un tipo de queso.

Las reglas básicas son:

  • Quesos frescos se acompañan muy bien con vinos suaves y blancos, puesto que estos permiten saborear la amplia gama de gustillos de los diferentes quesos.

Nota: más blanco y fresco sea un queso, más frutal y suave deberá ser el vino

  • Quesos fuertes y robustos se deben acompañar con vinos estructurados y de caracteres  con gradación alcohólica de unos 13º mínimo

Nota: entre más oscuro y duro el queso, el vino deberá ser más fuerte y complejo.

  •  Quesos azules se acompañan bien con vinos dulces como el Sauternes, el Passito o el Jerez.

En los casos en que se opta por la tabla de quesos, la mejor opción es un tinto joven, como el Nebbiolo o Pinot Noir o Cabernet Sauvignon, puesto que este ayudará a lograr un mejor equilibrio entre él y los variados sabores de los quesos elegidos.

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